Son mantos conformados por fibras sintéticas o naturales, degradables y resistentes a los químicos que habitan en el ambiente natural del suelo. Se emplean donde la vegetación, por sí sola, no provee suficiente protección contra la erosión después de establecida.
Los mantos que se emplean para estos casos tienen las propiedades necesarias para reforzar la vegetación y proteger el suelo, bajo las condiciones naturales del sitio. Su durabilidad o longevidad funcional es menor a los 36 meses.
– Protección de taludes máximo de 45 grados.
– Revegetación de las fachadas de muros en suelo reforzado.
– Limitan la erosión del suelo
– Conservan la humedad del suelo que ayuda a promover la germinación de las semillas.
– Biodegradación o fotodegradación (una vez degradado, el manto se integra al suelo mejorando su permeabilidad).
– Protegen las semillas y las plantas durante precipitaciones o vientos fuertes, permitiendo un mejor establecimiento de la vegetación.
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